Comida sana, Tierra sana es la propuesta de Greenpeace para mejorar la calidad de vida de miles de personas a través de la agricultura ecológica: libre de agrotóxicos y transgénicos que dañan el medio ambiente y generan riesgos a la salud.
¿Sabemos la procedencia de los alimentos que llevamos cada día a nuestro hogares?
Pues déjanos decirte que la mayoría de personas no lo sabe. En parte se debe esto al establecerse un sistema de mercado tan poco personalizado como son los grandes supermercados, la relación con el productor a quedado en un lugar... o mejor dicho, a quedo en ningún lugar...
En este artículo queremos invitarte a ser parte de esa comunidad creciente que poco a poco se pregunta sobre su consumo. ¿Tú lo haces? te preguntas por ejemplo ¿En qué medida la agricultura campesina aporta a la humanidad hoy?, y ¿en qué proporción nos provee de alimentos en comparación con la agroindustria? Ciertamente temas que nos ponen a evaluar nuestro papel como consumidores/as.
En San Antonio promovemos una agricultura orgánica y un vivir con el medio ambiente en resonancia con el cuidado y respeto, de ahí que nos sentimos cercanos a promover temas que vayan promoviendo una consciencia de un consumo responsable. Sabemos que este lugar es la GRAN diferencia para visionar un futuro más esperanzador para las nuevas generaciones... y para nosotros mismos aqui y ahora.
En este blog, recogemos hoy un artículo de Carolina Santo / Licenciada en Comunicación Social de la revista digital http://negrowhite.net
Lo que si es seguro, es que los alimentos no crecen en los supermercados. Lo que también de seguro es que la mayor parte de lo que comemos diariamente se produce mediante un modelo de agricultura industrial que prioriza la producción en grandes cantidades para lograr mayores beneficios económicos, poniendo en riesgo el agua, el suelo y la salud de las personas.
Todos podemos actuar, desde nuestro lugar para cambiar la realidad en que vivimos. Una forma de hacerlo es priorizando la compra de productos locales y cocinando productos de temporada, de esta manera se apoya la economía de la zona y no a las grandes industrias.
Los consumidores tenemos un papel muy importante en el comercio, ya que somos el último eslabón de la cadena de producción y nuestras decisiones son las que marcan el camino.
Está en nuestras manos la decisión de mantener este esquema o transformarlo en un modelo sustentable basado en la agricultura ecológica y en el cuidado del medio ambiente.
Comprar por comprar no es un acto inteligente. Ser un consumidor responsable implica un acto de consciencia sobre lo que comemos y sobre cómo este producto fue elaborado. Por eso, a la hora de comprar sería bueno optar por alimentos producidos en tu zona o localidad (para beneficiar e incentivar la economía regional) y preferir la comida que se produce sin agroquímicos. Asegurarse de que el lugar donde compramos se trata de un comercio justo, donde se paga lo necesario a los productores y exigir transparencia, porque tenemos el derecho de elegir qué comprar y dónde hacerlo.
Si bien no es tarea fácil porque la mayoría de los comercios tienen productos industriales, es cuestión de organizarse, de buscar ferias y lugares alternativos donde se puedan conseguir estos alimentos y empezar de a poco. Saber lo que comemos es nuestra tarea. Es momento de tomar consciencia e informarnos sobre el origen y tratamiento de los alimentos que nos llevamos a la boca. ¡Somos nosotros quienes podemos hacer el cambio!
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